Sabemos exactamente cuándo nace
Clyde. Un día cualquiera de 1999, un joven
Luis Verne asiste en la capital
francesa a una fiesta Gainsbourg y queda asombrado ante la suntuosidad del Bonnie and Clyde, esa canción que el crooner francés interpreta
junto a la actriz Brigitte Bardot. Quizás quedara en su ánimo el modelo para futuras orquestaciones y dúos junto
Natalia Quintanal
o
Isabel León. También sabemos cuándo llega el final de Clyde: en el momento que este disco que presentamos esté en las tiendas.
Trece años desde el LP de debut
Cosas que dejó el verano (Federación de Universos Pop, 2003) hasta el último y emocionante single
Septiembre
(Discos de la Bahía, 2016), casi veinte si incluimos las demos iniciales. Una vida. Por el camino ha dejado en la música de este país un bagaje de composiciones exquisitas, sensibles y elegantes. Siendo escasas en número, son
inmensas en el cuidado de los arreglos y la instrumentación y atinan con una forma hábil de transmitir sensaciones. Un capítulo de la historia
del pop si no definitorio, sí importante.
CLYDE, Barcelona. Heliogabal (2008). VERNE Solo Shows
“A veces se dan esos pequeños milagros en que las críticas hacen honor a los trabajos de los músicos.
Hay incluso veces en que las críticas son casi tan hermosas como la obra criticada. Este es el caso de las reseñas dedicadas a
los discos de Clyde.” Minimart Music para cines RENOIR (2007)
|
EL INICIO. VIEJOS HOTELES, NUEVAS LLUVIAS
Al recibir sus maquetas, cuando se abría el milenio, nos cautivaron. Anunciaban un mundo de lúcida dejadez, de sentidos que absorben cada
sensación en el placer de la melancolía pero que a la vez se empapan de una miríada de colores con canciones de extrema claridad.
Los vimos en los conciertos de esos tiempos en las presentaciones del Cosas que dejó el verano –casi veinte en dos meses- y como teloneros
de
The Clientele o
La Buena Vida. Más pequeñas y cercanas fueron las presentaciones del EP
Amor
(Federación de Universos Pop, 2006) o el LP
La suerte (Discos de la Bahía, 2013), pero no adelantemos acontecimientos.
Sus primeros momentos goteaban canciones de exquisito savoir faire emocional sostenidas casi obligatoriamente –necesidad y estética- por
bases electrónicas y guitarras acústicas que los hicieron entrar en un artículo en el que la revista especializada Rockdelux indagaba sobre
la escena de grupos sucesores de Family. No-lugares y no-tiempos. Hoteles, vasos llenos de Martini blanco, una lluvia persistente que lo cala todo,
pero empapa de manera amable… Uno podía perder la noción del tiempo en ese no-espacio que está entre la consciencia y la nada: pequeños jirones
del pasado en forma de agradables escenas perdidas que nos devuelven, a la par que una sonrisa, el cromatismo de una vida.
Junto a todo lo anterior, Clyde conservará una arquitectura de espíritu muy cinematográfica siendo esa una de sus armas secretas.
Además de títulos de canciones que evocaban a filmes de determinada estética, como
La soledad del corredor de fondo, Clyde siempre han cuidado
sus vídeos que llaman simplemente películas (varios en formato súper 8), y los han dotado de una atmósfera narrativa y un guion meditado como es
el caso de Septiembre, dirigido por el mallorquín
Alex Marín en un antiguo balneario en la frontera francesa.
CLYDE, Barcelona (2000). Fiesta fanzine Le Touriste.
“El solvente grupo madrileño Clyde (recoge) una llovizna leve pero continua que va calando a
lo largo de nueve canciones y una versión oculta... Con una voz semisusurrada y la melancolía en clave de pop acústico
(aderezado con gusto con chelos, slides y trombones) de, pongamos, unos La Buena Vida que no hubieran tenido jamás buenos momentos,
los temas de Clyde habrán reconfortado agradablemente más de una tristeza invernal”.
Laura Sales. Rock de Lux, junio 2004
|
DEBUT
Editado a finales de 2003, Cosas que dejó el verano es clasificado en la estela del
Sonido San Sebastián. No está desencaminada la conexión.
Esas sencillas estampas acústicas de veranos y playas apagadas en la tarde conectan con las atmósferas cantábricas. Sin embargo,
también tienen que ver con los susurros del Gainsbourg que les da nombre, con un romanticismo a lo
Tindersticks o con los
cuadros de
Edward Hopper, baza americana que irá creciendo progresivamente.
Las canciones de Cosas que dejó el verano que se incluyen en
Trece días de bruma (Discos de la Bahía, 2018) se remezclan incorporando nuevos
detalles. Así, en Cosas que dejó el verano se vuelven a grabar las cuerdas –cortesía desde Inglaterra de la violinista
Joni Fuller- y se
cierra con una continuación del arreglo principal de guitarra slide. Igualmente en
Tenemos que dejar el hotel oímos unos suaves arreglos de
Rhodes y Hammond. En ambos casos conservan la levedad que atesoraban las versiones originales.
CLYDE, RNE, Radio 3. DISCOGRANDE (2004). Luis Verne y Blanca Fernandez
"Un álbum en el que los silencios son tan importantes como las notas,
en el que la nostalgia impregna ese sonido de grupo de pop acústico con slide y chelo. Verne es valiente (canta en castellano)
y sabe lo que es buen pop." .
Eduardo Ponte. Mondosonoro, mayo 2004
|
SEGUNDO DISCO: MISTERIOS DEL CORAZÓN
Tres años después nos sorprende un nuevo trabajo de estructura diferente, Amor: cinco escuetas canciones que desarrollan una historia amorosa.
La escasa duración y las letras resueltas con pocas palabras contrastan con una instrumentación majestuosa que no camina muy lejana de la que
preparó Louis Philippe, con todo el sabor clásico, para La Buena Vida. Quizás el contraste sea simbólico: en el amor las escenas son breves y
los sentimientos inmensos. Un disco mucho más grande por dentro que por fuera.
Para la ocasión es Pedro Vigil (Penelope Trip o Edwyn Moses) quien lleva la batuta y por primera vez acogen colaboraciones externas como las de
Natalia Quintanal (Nosoträsh) en Soledad o Javier Vega (bajo de Maga) en Dudas y Adiós amor, estas dos últimas incluidas en este disco como
adaptaciones instrumentales inéditas: en Adiós, amor la música es capaz de contar historias que nos podrían recordar suavemente a Ry Cooder,
mientras que la versión instrumental de Dudas se alía poco a poco con Ennio Morricone en la densidad de los arreglos.
Esa perfecta y compacta síntesis de sentimientos, junto a una orquestación que deja sin aliento, también incluye nuevos patrones como la bossa nova
en Dudas y un aire soft pop resultado de la masterización hecha por J.J. Golden en California.
FNAC CALLAO, MADRID (2007). PRESENTACIÓN DE AMOR. Alberto tarilonte, Luis Verne e Higinio Obregón
"Pocos EPs son tan mimados como el segundo disco de Clyde -tras el LP "Cosas que dejó el verano" (2003)-.
Cinco canciones en once minutos que han llevado más de dos años y medio de trabajo: grabadas en El Puerto de Santa María por Paco Loco,
vestidas con cuerdas y vientos en Gijón por Pedro Vigil y masterizadas en California por J.J. Golden (ingeniero con trabajos
para K Records). Ha valido la pena: este trabajo sobre el amor es de los que enamoran." .
Esteve Farrés. Rock de Lux, Febrero 2007
|
TERCERA ESTACIÓN: EL AMIGO AMERICANO
Pasan seis años. Hacia 2012, Verne me apunta que tiene nuevas canciones y que me van a sorprender, que son mucho más americanas. Se trata
de las composiciones para su último disco de estudio, que aparece al año siguiente, La suerte, y del E.P. de adelanto
Intermediarios
(Discos de la Bahía 2012), ambos producidos entre el Puerto de Santa María en el habitual estudio de
Paco Loco y Nashville, a donde
Verne viaja para trabajar junto a
Brad Jones (apuntalando el toque americano de estas historias de perdedores que conectan con
la tradición del grupo).
CLYDE, LA SUERTE (2013). Javi de la Fuente, Alejandro González y Luis Verne
La sorpresa es relativa y centrada en el sonido. Clyde cambia las habituales acústicas por guitarras eléctricas y da mucho más cuerpo y soltura
a las canciones. Además, se ajusta más a la clásica estructura estrofa-estribillo, cuando hasta el momento una de sus habilidades era cambiar
progresivamente el rumbo de las canciones, dando la impresión de que se iban creando mientras se tocaban. En esta etapa, los estribillos dominan,
magnéticos, y se incluyen algunas canciones espléndidas como en la que da título al E.P. (
Intermediarios) –junto a la voz de Isabel León
(
IS, Surfin Bichos)- o en
Canción de las sombras donde se recoge la esencia inicial. Es el instante en el que Verne más se acerca a ser un
crooner y en el que la luminosidad de los estribillos (nada que ver con el título) se sigue acercando a ese Donosti Sound que lo sostuvo en
algún momento de sus inicios. Igual sucede con la canción titular del LP,
La suerte, con esos riffs claros y ligeros que se
extienden por compases en una oxigenante mezcla de placidez y energía.
CLYDE, Intermediarios (2012). Javi de la Fuente, Mario Pato, Luis Verne
Para Trece días de bruma se rescatan las dos únicas versiones que hizo el grupo, de esta época el
Who'll Stop the Rain de
John Fogerty incluida en Intermediarios y de sus inicios un espléndido remedo del
Noche de lluvia en Madrid de
Los Modelos, que Verne grabó a instancias de este cronista en 2003 para el fanzine
Le Touriste y que ha sido remezclada.
Son pequeñas las cosas que te hacen apreciar la vida, una de
ellas puede ser haber presentado una de tus canciones preferidas a uno de los cantantes que más aprecias y que se hayan fundido el uno en la otra.
En general, con La suerte e Intermediarios asistimos a un perfecto pulido de las canciones que embriagan y refrescan al mismo tiempo.
NASHVILLE (2015). Luis Verne y Brad Jones
"CLYDE han pasado del intimismo acústico y desértico a las guitarras controladamente musculosas con denominación de origen americana, que son uno de
los pilares de “La Suerte”. La elegancia es otra de las constantes a lo largo de un disco producido por Luis Verne junto a Paco Loco y mezclado en
Nashville por Brad Jones"
Javier Bathaola. Mondosonoro, Julio 2013
|
ESTACIÓN TÉRMINO: CÍRCULO CERRADO EN LA FRONTERA FRANCESA
Tras ello, Septiembre. Impecable despedida con un single que es canción y película de textura balanceante y caminar sereno con esas imágenes
de una naturaleza reposada y exuberante tomadas en un balneario cercano a la frontera con Francia. Nada más y nada menos que añadir. Punto
final para esta historia.
CLYDE, SEPTIEMBRE (2016). Luis Verne y Alejandro González
EN DEFINITIVA…
Clyde se movió en parámetros de dejarse ir desde las telas del corazón en la soledad de una larga carrera de fondo. Eludir la sensiblería siendo
sensible para capturar momentos, imágenes y sensaciones y desde ahí llegar al sentimiento, atenuándolo en principio y acrecentándolo después,
emotivo sin el vicio del tormento.
En definitiva, esa voz grave y apenas susurrada nos fue entregando con cada disco un conjunto de canciones
elegantes y acogedoras, un buen manojo de sensaciones que nos mostraron una forma de entender el pop y entendieron perfectamente cómo resolverlo.
CÉSAR PRIETO
Barcelona, septiembre de 2018
PELÍCULA "SEPTIEMBRE" (2016). Luis Verne. Dirigida por Álex Marín